lunes, 19 de noviembre de 2012

Un final feliz


Sabía que no era el momento indicado, pero ya estaba cansada de que todos los días fuera lo mismo. Decidí que este día acabaría con todo. Tenía que hacer algo inmediato y que no despertara sospechas entre mis vecinos. Siempre había añorado con tener esta oportunidad,  pero no se había brindado el lugar ni el día indicado, hasta ahora.

Al llegar de la escuela, salude  como siempre a mi padre. Él se encontraba en el vestíbulo, fumando  cigarro y con una mirada incrédula, solo me dijo que me largara y que lo dejara en Paz. No me importo en lo más  minino y en lo absoluto. De inmediato me dirigí rumbo a mi recamara con un poco de nervios y miedo,  pero al mismo tiempo creaba un ambiente de paz y tranquilidad porque me iba a deshacer de mi mayor pesadilla que me inquietaba de día y noche.

Permanecí en mi habitación sin hacer ruido alguno, esperando de manera pacífica a que mi padre se fuera a dormir. Mas sin embargo me percate que ya era la diez de la noche y no había señal de  mi padre. Sigilosamente me escabullí a su cuarto pero no lo encontré.

De inmediato comense  a buscarlo y precisamente lo encontré en la sala, se encontraba  recostado sobre un viejo sillón y recargado sobre una  mesilla en la cual, debajo se encontraba un diario.

Logre quitárselo y pude leer con odio y repudio todo lo que él  había escrito. Con gran aberración tenía unas ganas inmensas de llorar pero me contuve y no lo hice. Precisamente,  mi padre tenía los mismos ideales que yo. Pretendía acabar conmigo, desde hacía tiempo,  había planeado envenenarme con sarín pretendiendo que todo esto sucedería en dos días antes de mi cumpleaños. Posteriormente mi cuerpo lo calcinaría y tiraría mis cenizas a la basura ¿tan mala hija fui?, al parecer su macabro plan tendía a ser un poco aberrante y a la vez irónico que solo me causaba risa.

Él no tenía ni la más mínima idea de que yo me adelantaría. De manera fortuita fui por un trapo el cual tenía cloroformo y de manera cautelosa, me dirigí hacia donde mi padre se encontraba. Me coloque en la parte de atrás y le coloque el trapo. Tenía una gran fuerza,  pero eso no impidió que yo lograra mi cometido. Se quedó inconsciente y de inmediato fui a  mi recamara y sustraje un cuchillo que tenia escondido desde hacía varios días.

martes, 30 de octubre de 2012


Precisamente el jueves, a la hora de desayuno mi padre se ha sentado conmigo. Curiosamente pensé que el coraje se le había pasado y que por fin llegaría el día que lamentarían todo lo que me había hecho más sin en cambio estaba en un rotundo error. Solo me ha obligado a sentarme para que desayune con él y se ponga a regañarme, obligándome a admitir que yo tuve la culpa y que jamás debí actuar así. Pero jamás admitiría que tuve la culpa por que en mi solo existe la razón, mi razón y ultimadamente le conteste que si yo tenía ese carácter tan duro y prepotente es porque él me había formado así tal y como él quería.

Ese maldito día en la tarde vi como lloraba junto con mi madre ¿de verdad estará arrepentido? no lo sé. Por mi cabeza pasaban muchas ideas pero trate de no darle importancia  al meollo del asunto y decidí ir a preguntarle a mi madre que es lo que sucedía. Ella con lágrimas en los ojos dijo que no soportaría esta situación que está viviendo y que lo mejor era remediarla. De inmediato de su bolso saco un papel donde tenía apuntada una dirección y un teléfono. Al mismo tiempo mi padre mencionaba que lo mejor sería que yo estuviese en un orfanatorio y que haya sabrían que hacer de mi. Millones de preguntas se venían amiente ¿por que tomaron esa decisión? ¿Será verdad que nunca les importe? ¿Qué iba a pasar con la escuela? ¿Qué sucedería con mis amigos?, todo era confuso en ese momento. Pero mi madre me dijo que todo estaba arreglado y que de esa manera todo estaría en paz.

No cabe en mi cabeza, tal aberración que acaban de cometer. Aunque al principio me dio cólera la decisión que habían tomado, al mismo tiempo sentía que una paz venia, al fin me iba a desasir de ellos aunque no como la que yo esperaba.

Al día siguiente muy temprano, se tomaron la molestia de conseguirme un taxi que me conduciría a dicho orfanatorio. Tenía todo preparado para mi partida pero como era de suponerse ninguno de  mi primogénitos salió a despedirme ni siquiera me dirigieron la palabra. Eso fue un golpe duro que creo no podre reponerme.
Todo estaba planeado el taxi que me conduciría a dicho orfanatorio, no era más que una vil mentira inventada por mis padres para hacerme creer que estaría bien, mas sin en cambio la situación pintaba de otro color.

Como siempre mi madre se encontraba ahí, presenciando todo y sin decir ni una palabra solo me consoló y medio que no lo volviera hacer. Lo único que hacía era contenerme y no decir ni una palabra. Guardándome cada vez más ese odio y resentimiento que poco a poco acababan con mis ganas de vivir.

Hoy como era de suponerse tenía que lidiar con los chismes de toda la escuela. Preguntándome casi toda la escuela "pobrecita que te paso" mendiga gente chismosa como si no hubieran presenciado el espectáculo de ayer, solo se dedican a criticar y observar la vida de lo demás parece que no tuvieran que hacer.

 En ese momento decidí que mis padres se habían convertido en el peor error de mi vida y sobre todo en mis peores enemigos; y es que no podía evitarlo. Eventualmente se presentaban de manera constante peleas, regaños, golpes, gritos que iban más allá del límite moral de cualquier familia y como siempre mis vecinos eran los acababan presenciando todo y comentándolo a todo el mundo, figurando entre nosotros esa sombra taciturna.

Sobre todo para mi padre el siempre intento engendrar a una hija "ideal que cumpliera siempre con sus expectativas por que como él siempre me decía tu eres y serás mi mejor imagen que tenga que dejar después- y era precisamente solo eso. A toda costa quería convertirme en una imagen superficial que se subordinara a él. Mas sin embrago mi idea siempre fue llevarle la contra en todo lo que fuera posible, lo que provocaba que él se enfureciera mas conmigo y hasta veces creo que me tenía miedo. 

Mi padre sobre todo trataba de que yo fuera bien en la escuela, que yo fuera ejemplar y no anduviera en  malos pasos pero esa situación me tenia arte yo solo quería ser una chica normal como cualquier otra. Pero jamás los entenderé o peor aun ellos jamás entenderán de lo que soy capaz por lograr cumplir mis convicciones a costa de todo lo malo que he sufrido y he prometido que todo lo malo que me ha sucedido y todas aquellas personas involucradas en esta desdicha tan grande que estoy pasando, la pagaran muy caro tarde o temprano.

Desde que tuve la pelea con mi padre prometí que no le dirigiría jamás la palabra, a menos que el primero me pidiera perdón y de no ser así no me importaba, para mí el cariño de padre jamás existió en mi vida.

 

domingo, 14 de octubre de 2012



¿Cuando sucedió todo esto?  No tengo ni la más mínima idea, solo sé que estoy aquí, en este mundo tan infame y desgraciado que me vio nacer y desde luego observa cómo me comprimo lenta y atónitamente en esta agonía tan grande que tal vez jamás podre superar.

Siendo hija única tuve que lidiar con la soledad, y a valerme por misma, forjándome cada día un carácter decisivo y adoptando aquella teoría Darwinista que dice: "solo sobrevive el más fuerte”. Aprendí a que la vida es el aquí y ahora, sin nada de ridículas falsedades y sueños nefastos que no van más allá de una realidad lejana y contraproducente.

Pues bien todos los días era siempre lo mismo y constantemente me hacia esas preguntas cada noche ¿por que tuve que estar viviendo esta vida infernal que me atormentaba  cada segundo de mi vida?  ¿Por qué no tuve el privilegio de elegir a mis padres? (ya que ellos eran mi principal desgracia)  y finalmente ¿cuál era mi propósito de estar aquí  con vida y soportar todo esto? tal vez mi cabeza algún día lo entenderá pero creo que este, no es el momento.

Precisamente ayer con mi padre tuve una confrontación en la escuela ya que lo habían mandado a traer y yo no tenía otra alternativa más que decirle que se presentara. El motivo fue que  yo había cometido el error de gritarle a uno de mis maestros.

 Pero que querían que hiciera, hace es mi genio y jamás podre evitarlo. Pero en fin, mi padre solo me regaño y no pude contenerme. De inmediato  lo único que hice fue levantarle la voz enfrente del maestro y  toda la clase de literatura. Le grite y le dije que lo odiaba y que me lamentaba que fuera precisamente el mi padre mas sin embrago, el me  respondió con una cachetada. Eso fue algo más que vergonzoso y sobre todo se que lo hizo, no por que estuviera enojado si no porque quería demostrar que él era superior y que nadie le podía ver la cara. Mi orgullo hizo que me contuviera y no soltara ninguna lágrima.

No pude pensar en otra cosa más que pensar en lo que mi padre me haría  al llegar a la casa.

En la tarde con un poco de enojo y a la vez de miedo llegue a mi casa. Como era de suponerse mi padre estaba ahí esperándome con un látigo y de inmediato  se lanzo contra mí, dando una serie de golpes y no se contuvo, ni tuvo compasión,  hasta que se canso.